martes, 30 de agosto de 2011

Serpes: hermanas de leche











Antes de que desaparecieran los dinosaurios, cientos de millones de años más allá de nuestra inteligencia mortal y humana, las serpientes se habían adaptado a la vida en este planeta. No hay animal vertebrado sobre la Tierra que tanto lleve unido a él su forma. La conoce palmo a palmo, a reptado sobre sus mil geografías diferentes y en todas ellas a hallado la fórmula propicia para adaptar su reptílica biología.
Su antigüedad, su desconocimiento, esa forma única de arrastrar su vientre anillado sobre el suelo, y por su puesto su rugosa y lubricada piel de mil colores, les convierten en enigma animal por si mismas. Pero quizás el miedo que provoca en el hombre radique más en su astuta presencia. Animal carnívoro, cazador siempre escurridizo y calculador estratégico de cada uno de sus movimientos se nos rebela como enemigo al que envidiamos por temor. Su débil e ínfima masa cerebral siempre nos sorprendió por su funcionalidad de supervivencia. Una sangre fría que riega el estilizado físico del más sigiloso de los depredadores

La sombra de la serpiente en la figura de los humanos

Los esotéricos más herméticos, poseedores de antiguos conocimientos ancestrales veían en la serpiente un símbolo vivo del destino. Un destino que arrastra su cuerpo simbolizando el esfuerzo por avanzar en el camino. La mente ágil para observar las verdades, con la capacidad propicia de reacción para defenderse de los ataques externos, pero la prudencia necesaria para saber actuar justo en el momento idóneo. Otros también en el campo de lo esotérico vieron en este reptil la representación perfecta de un futuro ilimitado, de la eternidad. Simbolizaban el movimiento continuo con una serpiente que se mordía la cola formando un circuito cerrado, un universo perpetuo. Un perfecto cero, representación del todo.

..Y los primeros dioses eran serpientes y agua...


Los egipcios ya las divinizaron o rescataron parte de su fisonomía para simbolizar a sus dioses. El animal representativo de Seth presenta cola bifurcada. Se encuentra entre los dioses más antiguos de Egipto, representando al dios de la oscuridad y de las profundidades. Incluso si viajamos más atrás encontramos que en los conceptos de dios de los mundos primitivos la idea de la diosa madre y la influencia de los ciclos lunares habían propiciado la aparición de unos altares llenos de figuras serpentiformes. El hecho de tal extraña relación pudo deberse a que la mujer vive cada veintiocho días una fase de purificación menstrual y la serpiente una de purificación o muda de piel. Una serpiente que se alargó en otras creencias enroscándose sobre si misma y creando la mítica espiral en representación del universo creado y creciente. Esto sucedía aproximadamente hacía el 8.500 a.C. cuando el elemento agua dominaba en importancia en la tierra, pero cambios geológicos y diluvios hicieron decaer el poder de los dioses del mar como las primeras serpes. Entró en juego el elemento Tierra y los hombres comenzaron a adorar otras simbologías relacionadas con ella: el león, el toro, el buey...
La serpiente se relegó a ser un mero morador del paraíso. Dolido por haber sido repudiado de entre los mitos, los hebreos la colocaron enroscada en el árbol del bien y el mal. En espera de tentar con su fruto a los recién creados hombres. Curiosamente el bien y el mal representaban las dos caras de una misma moneda, la oscuridad y la luz, los opuestos que deben existir necesariamente juntos para ser reales. El árbol era la representación de los gemelos, del dios ya masculino unido a la tierra. La astuta serpiente se había enroscado en el dios que le sucedió para no perecer en la desprotección del suelo. Se adaptó a él. Es más provocó con su tentación los cambios conscientemente...como si la transición fuera algo premeditado.
Y si todo esto es lo que defienden los más antiguos esoterismos al hablar de serpientes tampoco se quedaron cortas las civilizaciones posteriores. Los hebreos cambiaron la piel de la serpiente por la de mujer y la convirtieron en el demonio más oscuro del infierno, el más seductor y tentador...Lilith. La que dicen pudo haber sido la madre de la creación pero se negó a serlo.
Los griegos pusieron las serpientes en sus demonios. Lamias chupadoras de sangre de bebes y come-niños. En Medusa las simbolizaron como instintos que moraban en la cabeza de tal demonio, cuya mirada penetrante paralizaba y convertía en piedra a todo aquel que osara mirarle a los ojos. Una facultad hipnótica que aún a menor escala seguimos encontrando en los reptiles bífidos de nuestra fauna, las serpientes cazadoras capaces de paralizar con su mirada a su presa. El dios-serpiente desterrado y vengativo. Amedrentó a los hombres y estos tradujeron sus temores en leyendas. Si la serpiente había sido luz y creación una vez tocada por la oscuridad necesariamente se volvería destructora. Los monstruos plagaron las historias de marinos, pero ninguno de forma tan constante como las serpientes gigantescas capaces de engullir un barco entero con tripulación y digerirlo lentamente. De los cielos bajaron serpientes haladas, Quetzalcóalt el dios inca más terrible y poderoso se representó a veces como una serpiente.

Curiosidades de la deidad hecha animal real


A pesar de que generalizar las características de estos reptiles es muy difícil puesto que es uno de los animales con más ramificaciones evolutivas existentes. Podríamos subrayar de ellas algunas peculiaridades al margen de que familias las compartan, teniendo en cuenta que citamos las que más miembros del género poseen:

* Su sistema locomotor es vertebrado, pero su movimiento es anular, todo su cuerpo a excepción de la cabeza presenta capacidad contráctil y su boca puede abrirse para devorar presas que cuadriplican el tamaño en reposo de su cráneo.

* Depredadoras natas.: Carnívoras en principio. Pueden pasar épocas de inanición. Una vez combatida la presa pasan a engullirla entera y así empiezan un lento metabolismo cruel. A veces la víctima aún viva deberá sentir romperse todo su esqueleto miembro a miembro para atravesar el cuerpo de la Sierpe y en el proceso comienza la digestión. Una terrible forma de morir a la que ha podido anteceder una buena dosis de mortal o adormecedor veneno. La musculatura de la serpiente es tan poderosa que enroscada en un ser vivo puede provocar asfixia y ruptura ósea del mismo. Y no tienen porque tratarse relativamente de presas pequeñas. Caballos han muerto así a manos de una serpiente de metro.


* Forma curiosa de reproducirse: son ovíparas. Se reproducen por huevos en general como los reptiles, pero a veces hay excepciones. Es el caso de las víboras que mantienen en su interior las crías hasta que éstas salen a la luz listas para la vida después de haber devorado el vientre materno.


* Hechas para actuar con sigilo y natural camuflaje. Su movimiento contráctil las hace muy sigilosas, lo que no significa lentas. Pueden ser muy veloces si las causas lo exigen. Su diverso colorido no sólo tiene que ver con su rama familiar, sino también con su entorno.

* Sangre fría. Lo que les hace obligado mantener constantemente una temperatura corporal tibia, que logran exponiéndose al sol...

* No se desplazan mientras digieren debido a que su organismo está al servicio de la digestión y ésta necesita casi del mismo mecanismo muscular que su desplazamiento.

* Pueden vivir cientos de años, sobre todo los ejemplares tropicales marinos, lo que fundamentaría la base de las leyendas de monstruosas serpientes de mar...que han seguido creciendo y mudando con el paso de los años.


* Facultadas para sofronizar mediante veneno, mirada o sonido y movimiento de su cola como lo hace la tan popular cobra.


Pero ¿qué tienen que ver mujeres con serpiente en las leyendas?. ¿Sin patas por el conjuro de una mujer?. Hemos referido que ambas poseen un lazo particular con la luna. Como se purifican con ella la mujer en su ciclo procreador, la serpiente en su necesidad de crecimiento. La historia vinculó siempre ambas figuras femeninas con la maternidad. La mujer era la madre de la evolución. La serpiente que surgió del mar, la iniciadora de vida. Entre las fábulas cristianas se narra que cuando la Virgen huía hacia Belén intentando salvar la vida del hijo que llevaba en su vientre, Jesús, y siendo acompañada por José, iba ella montada en mula cuando en el camino una serpiente se atravesó a los pies del cuadrúpedo provocándole un susto tal que se comenzó a brincar y a punto estuvo de caer María de ella. Por aquel entonces las mulas al parecer podían tener descendencias y las serpientes poseían patas como el resto de los reptiles que conocemos. La Virgen una vez repuesta del susto señaló a la mula y le dijo que por no tener cuidado ni saber lo importante que lleva una madre en el vientre tendría como castigo no saberlo jamás quedando estéril para siempre este animal. Luego se volvió a la serpiente que continuaba junto a la mula y le dijo que por haber jugado entre las patas de la mula perdería las suyas y por no valorar la maternidad arrastraría su vientre por siempre como castigo, comiendo polvo del camino a cada paso como ella al caer de la mula desbocada. Un castigo desde luego y una fábula que de ser cierta (el del folclore popular más antiguo y beato), echaría por tierra la veracidad de otro castigo bíblico que también sufrió la serpiente. En esa ocasión tras tentar a Eva en el Edén. Un castigo impuesto por el propio Dios que le quitó las patas para que deslizase su vida de forma rastrera. Aunque en común tienen ambas leyendas una profecía de las dos mujeres: "arrastraras tu cuerpo y los hijos del hombre verán tu rastro, te seguirán y te cortaran la cabeza".

No hay comentarios:

Publicar un comentario